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Capítulo 6: Poisson Addicted

Son las cuatro de la tarde, estamos abrazados en este auto robado, frente al Bodemuseum. Valquiria no despierta, y yo muero de frio. Veo como un hombre con su ropa usada, parecida a la que usan los pescadores, este maldito no es de aquí.

¿Qué quieres? – Le digo desde la ventanilla.

Tú no te metas en estos asuntos, criado de David – Me dijo después de aventar un panecillo al piso.

Pude ver su mirada, era de hastío, y podría jurar que tira veneno en la lengua. Es demasiado delgado y alto, el cabello es corto y castaño, algo canoso, podría calcular unos cuarenta y tantos. Aunque ¿Cómo sabía lo de David?

Bajo del auto y dejo dormida a mi amada. Camino y lo alcanzo, este hombre se ve que es de la mala vida. Tira su pesado abrigo y se recarga al barandal del río.

¿Quieres saber quién soy? –Me pregunta con la saliva escurriendo de su boca.

No lo quiero saber, por mi seguridad creo que sería lo mejor – Tartamudeo tanto que es lo único que puedo entender.

Negación.

Aquel ente extraño, aquella forma parecida a la humana. Su sudor hule igual al del pescado, su lengua es blanca y su cabello grasoso. Apariencia extraña para un ser mortal.

 

Se joroba ante el rio y empieza a encorvarse más. Algo raro sucederá con él, mientras que nuestro Engel está sorprendido, sus ojos explotarán y no darán crédito a la siguiente perturbadora escena. Vomita, está lleno de sustancias extrañas, contamina el río Speer, su veneno contamina toda el agua ya pútrida de la ciudad. Engel asombrado se echa hacía atrás, y ese hombre asqueroso al levantar la frente, escurre esa porquería por su descuidada barba. Rastros de carne en los dientes y aliento es más agrio.

 

Camina despacio y se dirige hacía Engel.

Afirmación.

No es lo que haces si no lo que omites – Me escupe a la cara, creo que un pedazo de carne cae en mi parpado. Soy uno de los hijos de Luka, uno que desencadenará el final, así que no te me acerques, ya que la próxima vez será matarte y lo peor es que no podrás reconocerme.

Se aleja ese hombre extraño, se desvanece en la tarde polar de Berlín, mientras estoy en suelo y atónito de aquel aspecto desgarbado y asqueroso

Debemos salir de aquí –

Me lo dice mi valquiria con frío, mi valquiria quiere estar feliz.

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